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Cómo tratar a un enfermo de Alzheimer agresivo

Lluís Cavallé

Psicólogo y neuropsicólogo

La enfermedad de Alzheimer es aún una de las grandes desconocidas dentro de las enfermedades neurodegenerativas. La causa del porqué se produce la enfermedad no se conoce. Se cree que puede haber distintas causas y por ello hay múltiples formas de comportamientos por parte de los enfermos. Hay algunas personas enfermas que son muy consientes mientras que hay otras que son completamente anosognósicas al respecto. Las personas con anosognosia no reconocen que padecen una enfermedad porque tienen una lesión que no les permite reconocer su situación real.

Estos enfermos dicen encontrarse perfectamente, que no tienen problemas de memoria, sino que son los demás que dicen que están mal. Los afectados de Alzheimer que no se dan cuenta, por lo general, suelen ser más difíciles de manejar. Pero, por otro lado, son más felices porque “no les ocurre nada”. Lo que suele pasar es que sí pueden ser más agresivos porque los demás son los que ven fantasmas en él y es entonces cuando pueden contestar y comportarse de forma desafiante.

No le llevemos la contraria

Puede ocurrir que nuestro familiar se equivoque en algo o no recuerde alguna cosa que previamente se le ha dicho y que, sin querer, podamos recriminarle que ya se le ha explicado anteriormente. Lo que muy probablemente termine sucediendo es que se ponga nervioso y empiece entonces una “batalla campal” en forma de discusión. Pongámonos un momento en su piel. Él no es que no recuerde una determinada información. Para él nunca ha existido esa conversación. Por lo tanto, es “lógico” que termine enfadándose por algo que nunca se le dijo. Pensemos también en qué nos ayuda recordarle en qué se equivoca si al cabo de unos minutos volverá a olvidar esta conversación.

No sigamos la discusión

Si en algún momento se empieza una discusión, ¿qué necesidad hay de mantenerla? Es más útil que salgamos de la habitación sin intentar hacerle razonar. Debemos recordar que cuando está alterado no se puede llamar a la razón. Cambiamos de habitación y esperamos unos minutos.

No nos fijemos en los defectos, destaquemos las cosas bien hechas

Es importante decirle qué ha hecho bien, puesto que bastantes cosas no salen como a él le gustaría. Por ello, asegurémonos de elogiar también aquellas pequeñas cosas hechas correctamente.

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