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Es muy común que después de haber sufrido un daño cerebral adquirido (un ictus, un traumatismo craneoencefálico o TCE), queden una serie de secuelas que pueden ser físicas o psíquicas. Para rehabilitar las físicas acudimos a los fisioterapeutas y los terapeutas ocupacionales. Para las psíquicas (las funciones cognitivas) tenemos la figura del logopeda (lenguaje y habla) y del neuropsicólogo.
La rehabilitación neuropsicológica está destinada a trabajar sobre los déficits cognitivos. Es decir, sobre las funciones mentales, como por ejemplo la memoria, la atención, la planificación, la organización… Lo que buscamos es poder restaurar, en la medida de lo posible, el funcionamiento mental más óptimo que podamos esperar de la persona. Para alcanzar tal objetivo, desde la consulta se apuesta por:
La rehabilitación se puede hacer de varias maneras: presencial, a distancia, intensiva, semi intensiva… La elección de una modalidad u otra será en función de la propia persona y sus circunstancias. No obstante, todas las opciones de terapia tienen en común un aspecto: la continuidad. Es importante que haya una constancia a la hora de trabajar con el fin de que las diferentes tareas y ejercicios que se vayan practicando se lleguen a implementar en la vida diaria. Como siempre me gusta decir: «No basta con que el entrenador marque una rutina. El cambio lo acabamos haciendo cuando cada día vamos al gimnasio a entrenar «. Desde la consulta nos proponemos ser los entrenadores, a la vez que pretenderemos ser los motivadores y, finalmente, los fans.
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